Erasmus-eando que es gerundio


Debo reconocer que, desde que la loca de los gatos abandonó, mi vida está muy tranquila (y muy vaga, como podéis observar). De momento, en casa, sigo sola. Mi compañero francés no puede venir hasta el día 18, pues avisó el 18 de Enero de que quería dejar el otro apartamento y ya se sabe…las cosas de Palacio van despacio; y las de las residencias universitarias, tardan un mes. De todos modos, estoy genial así. Me pongo mi música, voy para arriba y para abajo, leo, me veo mis series, me sigo poniendo mis músicas, tengo la casa recogidita y limpia, vienen mis amigos y fuman, vienen mis amigos y hablan, vienen mis amigos y comen. En fin, un lujo.

Llevamos ya una semana de clase. Al empezar otro semestre, esto vuelve a ser como el principio. Es decir, ir de una case a otra para ver qué asignaturas vas a querer hacer, hablar con esos profesores para ver si tienen sitio para ti (que, claro, como eres Erasmus eres «medio tonta» y no tienes sitio en clase), ir a rellenar unos papeles para que luego no sirvan para nada,… En fin. Burocracia pura y dura. Lo genial de esto es que, si todo sigue como hasta ahora, este semestre por fin voy a poder dar fotografía, por lo que estoy encantada.

En fin, a parte de nuevas asignaturas, por éstas tierras también han llegado nuevos alumnos. Sí, nuevos erasmus que sustituiran a los que ya han pasado a otra vida. Entre ellos, Patrick, del cual nos despedimos el fin de semana pasado por todo lo alto. Una fiesta memorable, como todos los momentos que hemos compartido aquí. La verdad que es una de las personas que más me ha sorprendido, ya que estudiamos desde hace 4 años en la misma Universidad y jamás nos habíamos cruzado, y aquí hemos creado una amistad que espero sobreviva al Erasmus y al CEU. Patrick, si lees esto, que sepas que sólo lo estoy diciendo porque sé que has descubierto mi blog… Jajaja, que nooo!. En fin, que a todos nos dió mucha pena que Patrick se fuera, pero siempre nos quedará el «What is love» para acordarnos de todos nuestros momentos.

Los Ángeles de Patrick

Los Ángeles de Patrick

Este fin de semana ha sido la recepción de los nuevos erasmus…y la inauguración de mi piso como botellódromo! Sí, hasta ahora ninguna de esas fiestas locas había pasado por mi salón, pero tras el viernes y el sábado, debo decir que mi piso ha quedado desvirgado alcohólicamente hablando. De los nuevos erasmus no os puedo decir mucho, porque la mayoría o no han salido o si han salido no se han manifestado. A destacar sólo dos: un españolito que a mí parecer va a dar mucho que hablar (y hasta aquí puedo leer) y una italiana que vive con Maria José y Jimena y que ya la primera noche apuntó maneras tras beberse más de media botella de vodka y caer dormida en la moqueta de mi salón. La gente, que no pierde el tiempo!!.

Por cierto, muy importante. La semana pasada comencé mi andadura en un nuevo deporte: volleybal. Sí, como lo oís (o leéis). Ya que estábamos muy aburridas, Maria José, Jimena y yo nos decidimos a ir a entrenar. Cuál fue mi sorpresa cuando a la media hora de estar jugando parecía que había metido los brazos en sosa: los tenía en carne viva de darle a la pelotita. Claro, el resultado ha sido que ahora parezco una niña maltratada. De hecho, intento esconderme los brazos para que no piensen que algo extraño pasa en mi casa. Muy fuerte. De todos modos, no se me dio tan mal. Sí, vale, necesito técnica, pero pienso volver esta semana para poder llegar a convertirme en toda una profesional del Voley (a mi edad y mi altura, con dos…narices).

En fin, la semana se presenta aburrida. Ya tengo mi learning agreement (papelito donde figuran todas las asignaturas que tengo que cursar) definitivo, y aprobado por mi Coordinador Erasmus en España. Así que ya tengo mis horarios de este semestre, que por cierto son infinitamente mejores que los del primero. Los lunes no tengo clase, y los martes entro por la tarde y solo tengo dos horitas. El resto de los días también soy muy lights, así que a vivir se ha dicho. Que estamos de Erasmus y el Erasmus (como la vida), son dos días!!!!.

Hasta la próximaaaa!

Hasta la próximaaaa!


Tras una semana inesperada (cortesía de Ryanair) en Madrid, vuelvo a estos lares para seguir contandoos cómo fue el final del primer cuatrimestre. El mismo día en que La loca los gatos abandonó el barco, yo hice mi último exámen. Y los terminé (los exámenes) encantada, porque cuando a las señoras mayores que nos vigilaban en los exámenes les decía que era española, me traían un diccionario Español-Inglés digno de reliquia de la Biblioteca Nacional. Era más viejo que las propias señoras, que ya es decir.

El caso es que todo acabó medianamente bien. De las 7 asignaturas que he tenido en el primer cuatrimestre, sólo me he examinado de 4 de ellas. No me preguntéis por qué, así van las cosas por aquí. Supongo que en breves tendré las notas y espero poder contaros que todas son aprobados, porque si no llegará mi suicidio antes de lo previsto. Aparte de esto, decir que desde ese día estoy de vacaciones indefinidas. Es decir, que no doy un palo al agua. Es decir, que estoy living la vida loca. Lo peor es que no sabemos ni cuándo empieza el segundo cuatrimestre, yo de momento no veo mucho movimiento de nuevos erasmus por aquí, aunque las malas lenguas aseguran que vienen 40 erasmus nuevos!. Qué gusto!.

En otro orden de cosas, y como ya os dejé caer: ¡¡tengo nuevo compañero de piso!!. Resulta que un gran amigo mío, francés, me dijo que si me importaba que él se viniese aquí, ya que quiere cambiarse de piso (unos párrafos más abajo entenderéis el por qué). Por supuesto y encantada, ¡dije que sí!. Principalmente porque es un cielo (y además se le ve limpio y recogidito) y, además, porque se ha enamorado de una amiga mía, Mª José de Burgos, y está todo el día en su casa, por lo que podré hacer y deshacer bastante. Así que me siento como a los presos que le dan la libertad. Pasaré de tener un monstruo en mi casa a tener a un francesito adorable, con el que por cierto comparto muchos gustos musicales, así que tendremos música de calidad (no la mierda que escuchaba la loca) como BSO del piso.

Y bueno, tras este cúmulo de noticias, contaros que la fiesta post-exámenes fue de las cosas más fuertes que he vivido. La gente, tras cabar el último exámen, se volvió, literalmente, loca. Además, para muchos era el último finde, ya que se les acababa el erasmus, con lo que la locura fue doble. Desde luego, lo que viví la noche del 15 de enero no lo puedo explicar con palabras. Para empezar, cuando llegamos, vimos que la mayoría de los chicos llevaban de botellón desde que habían salido del exámen (a eso de las 3 del mediodía). Imagináos como había degenerado ya el ambiente para las 10 de la noche, hora en la que llegamos nosotras con nuestras galas nocturnas.

La verdad es que lo pasamos genial. Cantamos, bailamos, les pusimos todos los temazos en español que os podáis imaginar… En fin, que fue una noche genial, con despedidas incluídas. Compramos las ya míticas banderas de irlanda y se las firmamos a los que se iban. Os podéis imaginar lo demás: ‘aquí tenéis un amigo para siempre‘, ‘han sido los mejores meses de mi vida‘, ‘mi casa es vuestra casa‘,… En fin, todas esas cosas sentimentales que se dicen en una despedida.

Lo que pasó fue que, a última hora, la cosa desvarió. Francesca y yo fuimos de las últimas en irnos para casa, pero, la verdad sea dicha, cuando nos dimos cuenta de que eran prácticamente las 8 de la mañana y estábamos rodeadas de animales (sí, animales) nos fuimos por donde vinimos. Lo peor vino después, aunque me lo han intentado explicar no os lo puedo decir con palabras, pero creo que esta imagen que os voy a enseñar os ilustra muy mucho lo que os cuento:

Así quedó el piso tras la noche de fiesta

Así quedó el piso tras la noche de fiesta

Pues sí. Tal y como lo veis. Bueno, tal y como lo veis no, que en esta foto no está todo el salón, ya que justo en la parte desde la que se echó la fotografía, había una tabla de plancha partida por la mitad y otras barbaridades. Y tampoco salen los baños, en los que había escrituras en los cristales tipo película de terror. ¡¡Un desastre!!. Pues bien, este es el piso donde se han hecho casi todas las fiestas eramus. Sus habitantes son 3 franceses y uno de ellos adivinad quién es…sí, mi próximo compañero!. El pobre está haaaaarto de levantarse un domingo cualquiera y encontrar que vive en el Vietnam de Apocalipsis Now.

Pero bueno, se ve que los demás disfrutan destrozando su piso, lo malo será a la hora de recoger la fianza, que otro gallo cantará!!!. Eso es todo por hoy, me retiro a hacer un trabajo, que tras dos semanas sin hacer nada, cuesta coger el ritmo. ¡¡Nos leemos!!.


Pero sobre todo, ADIÓS. Esto fue lo que le dije hace exactamente 5 días a dos cosas: los exámenes (hasta Mayo) y a la Loca los Gatos. Sí señores, llevo casi una semana de libertad, de paz, de tranquilidad. De ponerme la música al volumen que quiera, de sentarme dónde quiera, de que mis amigos vengan a casa, de que mis amigos fumen en casa. Llevo una semana sin tensión en el salón, sin tener cuidado al poner mis cosas en el frigorífico, o sin llegar a coger un plato y que todo esté sucio.

La loca los Gatos se fue tal y como vino: Sin pena ni gloria. De hecho, la única de estos lares que sabe que esta persona se ha dado el piro soy yo. Yo creo que a muchos de los Erasmus, a día de hoy, les preguntas que si llegaron a conocer a una tal ***** (su nombre), que era alemana, y dirían que no…o que no la recuerdan. Y es que hay maneras y maneras de ser en el mundo, pero ¿cómo de triste tiene que ser el pasar de manera indiferente por la vida de tantas personas?.

En fin, esas reflexiones se las dejo a ella para que las haga consigo misma. Yo ya soy feliz. Eso sí, debo deciros que nuestra despedida no fue nada agradable. Para empezar, no sé si os he contado que tenemos un sistema de electricidad curioso. En vez de pagar la luz por facturas mensuales, tenemos unas «tarjetas de electricidad» que cuestan 20 euros cada una y que suelen durar de 2 a 3 semanas. Bien, pues la Loca los Gatos y yo nos turnábamos para comprarlas. A 5 días de irse a Alemania, a la tarjeta le quedaban 20 céntimos y ella, muy amable, me dijo que como sólo iba a quedarse 5 días más, me daría 1 EURO O 2 EUROS para la electricidad. ¿Se puede ser más rata de alcantarilla?.

Sin dar crédito, le dije que no se molestara. Sin embargo, el día que se iba, se levantó y vino al salón, donde yo estaba estudiando para mi último exámen. Acto seguido me dijo:

La loca (Abriendo sus manos y dejando caer éstas monedas de 5 céntimos sobre la mesa): Mira Marta, te dejo aquí el dinero para la electricidad.

La chatarra de la discordia

La chatarra de la discordia

Yo (sin dar crédito a lo que mis ojos veían): Te puedes meter eso por el culo.

Acto seguido, muy digna, se dió media vuelta y se fue. Las monedas se quedaron ahí, y ahí seguirán, para que cada una de las personas que venga a esta casa se de cuenta de hasta qué punto lo que digo es cierto. Por cierto, hoy mi amiga Paula las ha contado (a mí es que me daba hasta espasmos de acercarme) y suman, en total, 91 céntimos.

Poco después del episodio de las monedas, la llamé para decirle que sabía que no iba a limpiar la casa porque, de no haberlo hecho en 4 meses, no lo iba a hacer ahora (juro que jamás la he visto coger el mocho). Pero, muy amablemente, le pedí por favor que limpiara el horno. Su respuesta fue que ya lo había limpiado al volver de navidad. Yo, anonadada, me levanté, abrí el horno (el cual yo no usaba desde noviembre de 2010, casi) y saqué varias patatas fritas con to’ la pinta de haber estado en una torre gemela el 11-S. Es decir, estaban absolutamente carbonizadas. Ella me contestó que no eran suyas. «No, claro, bonita, perdona…se me ha olvidado ir a decirle a la vecina si es que viene a hornearse sus patatas aquí«.

En fin, tras todo este derroche de simpatía y amabilidad en una mañana, lo único que pude decirle es que deseaba que se fuera ya a Alemania y no volverla a ver. Yo, que también soy muy digna cuando quiero, cogí mis libros, cerré la puerta de mi habitación con llave (no fuera que a última hora le diera por prender fuego a mis enseres) y me fui a mi último exámen sabiendo que cuando volviera iba a encontrarme con lo que me encontré: la casa vacía!!!.

No os puedo describir cómo es ese sentimiento de liberación. Sentir que la losa que cargabas desde septiembre ya no está sobre ti. Inenarrable. En fin, lo que ha venido después de eso lo podéis imaginar, pero os lo cuento el próximo día que si no esto va a ser eterno. Os dejo una foto que ilustra cómo dejó el fregadero la cerda máxima de Alemania. Espero que, allá dónde esté, se encuentre muy agusto, porque no quiero volverla a ver aparecer por aquí. Muajajaaaa (risa maligna).

Su última puñalada

Su última puñalada

Y en el próximo capítulo:

– Cómo acabaron los exámenes.
– Cómo fue el finde más loco de la historia de los Erasmus.
– Y posiblemente…habemus nuevo compañero (¿Cuál será su nacionalidad?).

¡MUY PRONTO EN LAS PANTALLAS DE SU ORDENADOR!. That’s what I said! 🙂


Bueno, como el título reza, es temporada de exámenes en Irlanda. O eso dicen. La verdad es que estoy bastante aburrida, las épocas de exámenes aquí no son como las españolas, en las que haces vida social aunque sea yendo a la biblioteca de ACUÑA. Aquí está todo el mundo encerrado a cal y canto en sus respectivos pisos y no sale la gente ni para respirar aire puro. Así que yo me aburro. Porque, sí, bueno, todavía me quedan dos exámenes, pero es que no todo en la vida es estudiar!!!. No os digo más, que mañana me voy a ir a la biblioteca sólo para ver a personas (y digo personas, porque lo que tengo en casa es una momia).

Bueno, la parte positiva es que los exámenes son súper divertidos. Sí. Para empezar, son dondecristoperdióelmechero. Es decir, en un pabellón de baloncesto al que nos lleva un autobús 45 minutos antes del exámen. Una vez allí, nos reparten en pupitres numerados por asignaturas. Y, lo mejor de todo, es que no está tu profesor de la asignatura para vigilarte/solucionarte algún problema. Lo que hay en el pabellón son señorasmayores/viejas jubiladas que tratan de impedir que la juventud se copie. Todos los exámenes (aunque sean de «costura») duran dos horas, y puedes ir al servicio (increíble e inaudito). Para ello, basta con firmar un papel con la hora de salida del recinto y la hora de entrada. Y lo mejor es que una de las viejas te acompaña al servicio! Es genial, en el próximo exámen voy a ir al servicio. Imaginaóslo:

– (Yo entrando al servicio) Mire, señora, ¿me podría sujetar el bolso?
– (La señora esperando en la puerta) Sí, claro…
– (Yo desde dentro del servicio) Ay señora, se me ha olvidado, ¿me puede usted pasar una compresa? Sí, mire, en el bolsillo interior de la derecha…

¡MORTAL!. En fin, que al menos, con toda esta parafernalia, me entretengo que no es poco para la época en la que estamos. Como os digo, aún me quedan dos. Y diciéndolo así parece que he hecho cinco ya… Pues no. Sólo he hecho otros dos. ¡¡Y hay gente que sólo ha tenido un exámen!!. Si al final la Universidad Irlandesa va a ser lo mejor…

En otro orden de cosas, debo decir que estoy feliz cual pajarillo volando. La razón de esto es porque ya sé la fecha en que empieza mi ansiada libertad. No, no estoy hablando del día en que termino exámenes, si no del día en que La loca los gatos se pira! El día D es el viernes que viene, 14 de Enero, así que la fiesta inauguración de mi piso será esa misma noche. ¡Por fin podremos hacer botellón en mi casa!. Puede que muchos no me entendáis, pero será una liberación comparable a la del Éxodo de Israel o a la de aquel 20 de Noviembre cuando Franco la palmó (qué dura soy). En fin, que Alemania vuelve a Alemania, lugar que le pertenece y del que nunca debería haber salido. En realidad me da pena por ella, por esas tardes en las que se siente a pensar qué hizo en su Erasmus y se recuerde sentada ante su ordenador comiendo patatas fritas (y amargada por la enana de compañera española). En fin, Auf Widersehen (adiós) querida, Auf Widersehen (adiós).

En fin, no tengo mucho más que contaros, de hecho debería no contaros mucho más porque tengo que seguir estudiando. ¡¡Pero es que se me ha olvidado estudiar, lo prometo!!. Así que a disfrutar del domingo noche y mañana, queridos, será otro día.


Pues sí. El período vacacional ha terminado (Feliz Año, por cierto). Han sido 20 días estupendos pero muy breves, y es que, cuantos más años tengo, más me gusta estar en mi pueblo, con mi familia, mis amigas y mi perro. Qué le vamos a hacer.

El caso es que hay que cerrar etapa (la de 2010) y abrir una nueva: 2011. A priori, no me gusta. Porque es impar y porque cumplo años impares. Pero bueno, como soy Doña Manías no iba a ser menos. No obstante, seguro que será un año estupendo. Aún me quedan 5 meses largos en Dublín y hay que aprovecharlos al máximo, que el curso que viene otro gallo cantará.

El viaje fue más bien tranquilo y sin sobresaltos. Eso sí, antes de embarcar me aseguré de traerme conmigo un manjar para el paladar de los que aquí no se disfrutan. Esto es, una botella de Barceló, que bastante nos hemos machacado el hígado estas navidades. El día 15 es el DÍA. Todos acabamos los exámenes (sí, la suerte que tenemos es que sólo duran dos semanas) y algunos, a la vez, dicen adiós. Hay gente a la que el Erasmus se le acaba con los exámenes, así que supongo que desde ese día hasta que se vayan, hay tiempo de que Dublín arda en llamas.

Debo decir que aún no me he cruzado con La loca los gatos, ya que cuando llegué (11 de la noche) ella estaba acostada y cuando me he venido esta mañana a la biblioteca (sí, uh! biblioteca..) ella estaba desayunando y no he querido entrar en el salón y que se le atragantara la tostada. Así que no os puedo contar mucho más, sólo que rezo para que pasen los días y verla salir, maleta en mano, rumbo a su Alemania de su corazón: ¡Bis Später, Lucas!. Sus días, nuestros días, están contados.

En fin, tenía esperanza de no tener que volver a escribir aquí porque creía ciegamente que «El Niño» me haría rica en este día de Reyes tan horroroso que voy a tener de estudio. Ahora ya sabéis lo que me ha tocado. Ni la pedrea, oiga. Que disfrutéis, vosotros que podéis, del día de Reyes en compañía de familia y amigos. Me voy a poner a estudiar derecho, así que… nos vamos leyendo!!

Por cierto, os dejo algo que me ha encantado. Por cosas como éstas decidí estudiar lo que estudio. Porque, a veces, la publicidad es capaz de hacer magia…


Pues sí. Ahora que he hecho mi entrada triunfal (en mi casa) al estilo «El Almendro» y que la sorpresa está consumada, me paso por aquí para anunciar que no volveré a este blog hasta Enero. En este momento me encuentro en mi adorado Pozoblanco por unos días.

Días en los que hay que disfrutar de la familia, de los amigos, de los animales (yo, de mi Yako) y de todas esas cosas que, cuando estás lejos, se echan mucho de menos. Y qué mejor que hacerlo en Navidad. Qué le vamos a hacer, soy una de esas «flojas» a las que la Navidad les sigue encantando.

Os deseo a todos vosotros lo mismo, que disfrutéis. Merry Christmas and a Happy New Year, darlings! Nos vemos en 2011!. Y os dejo un anuncio que siempre me gusta ver en Navidad (además del de «El Almendro», claro!).


Así fue. El martes día 7 aterrizaron en el aeropuerto de la capital irlandesa tres tarugas de las de «calidá». Mis queridísimas y adoradas Carmen, Gloria y Mar (por orden alfabético, no vayan a enfadarse) vinieron a pasar 4 días en Dublín con la mejor de las compañías. Es decir, yo.

Debido a mi miedo incontrolable a que se perdieran por el aeropuerto de Dublín, fuí a su rescate (y, entenderéis esto, si tenéis en cuenta que su avión salía de la T1 de Madrid y ellas se empeñaron en buscarlo en la T4). Y allí llegaban las tres señoritas, como sólo ellas podían hacerlo. Cogimos el bus, aunque ese día no hicimos mucho más ya que ellas acusaban falta de sueño. Y yo, pues también.

Las tres tuvieron sus primeros contactos con la alemana. Y casi que los últimos. Todavía me da pena cuando recuerdo a mi querida Gloria diciéndole a la Loca los Gatos un fantástico y efusivo «Helloooo» y la NO-RESPUESTA de ésta. ¡Viva la educación de Centroeuropa!. En fin, que a la mañana siguiente nos pusimos prontito en pie y… a ver Dublín se ha dicho.

Aunque pasamos mucho, MUCHO frío, la visita mereció la pena. Cada una de nosotras se colocó dos bolsas de basura encima de los calcetines y…fotos, fotos y más fotos (aunque no me dejaron salir en ninguna (que es broooma)). Vimos todo lo que la semana pasada había visto con Jesús y Ester, y creo que les gustó. A mí, personalmente, cada vez me enamora más Dublín. Tiene un encanto que ya quisieran muchas grandes ciudades europeas. En fin, orgullo de dublinesa, qué le vamos a hacer.

Nos encontramos con un amigo paseando por Dublín!

Nos encontramos con un amigo paseando por Dublín!

Esa noche estábamos muertas, unas más que otras, así que decidimos no salir y reservarnos al día siguiente. Día en el que les enseñé la noche dublinesa. Nos fuimos directas al Checo, pub en Temple Bar donde he pasado más horas estos 4 meses que en la Universidad. Desde luego, anécdotas hubo para dar y regalar. ¿Lo más grande?. El inglés de mi amiga Maria del Mar. Era algo así como….

Chicocualquiera: Hi!! hey, what time is it? (Holaaa, oye, ¿qué hora es?)
Mar: Hello, my name is Maria del Mar (Hola, mi nombre es María del Mar).

Chicocualquiera: Holaaa guapa! ¿qué te trae por aquí? (Heeey beautiful girl!, how’s it going??)
Mar: Hello, my name is Maria del Mar (Hola, mi nombre es María del Mar).

En fin, os podría poner mil conversaciones más, pero se reducirían a lo mismo: «My name is Maria del Mar». El caso es que, sorprendentemente, yendo con María del Mar, ¡¡la gente nos acababa hablando español!!. Increíble pero cierto. Incluso un chico le llegó a decir:

Ahh! Españaa! Cristiano Ronaldo (por aquello de que juega en el Real Madrid).

Y a esto, ni corta ni perezosa, mi María le contestó:

Síiii! Y Belén Esteban!

No me digáis que no es lo más grande!. Durante esa noche hubo de todo: locos que bailaban solos a un ritmo increíble, tías en zapatillas de estar en casa, croatas más borrachos que todo el bar junto. Sin embargo, si hay destacar algo, fueron los dos españoles que conocimos. ¡¡Cómo no, españoles!!.

En primer lugar, se nos acercó un enano musculoso y…legionario!. Por lo visto, había venido a Dublín a matar a alguien y todavía no lo había hecho así que, palabras textuales, «si queríamos exterminar a alguien, yo lo hago». Y claro, nosotras cuatro cagadas, pensando que en cualquier momento se le iba la pelota y allí se armaba la marimorena. Al final no fue para tanto, aunque, mientras hablaba por teléfono, dió unas cuantas patadas y puñetazos a la pared. Pero bueno, nada a destacar. En un descuido, se salió a la calle y los de seguridad nunca más le dejaron volver a entrar.

Y, en segundo lugar, y no por ello menos importante, mis amigas y yo tuvimos la suerte de conocer al español más tonto que hay en Dublín. Fíjate, como no hay españoles aquí, pues no nos pudo tocar otro. NO. El más tonto. Tras pegarse unas cuantas sobradas arrimó el ala a nuestro sitio para contarnos chistes de rubias y hacerse el gracioso. Ah, bueno, y para recordarnos (tras mi pregunta de por qué imitaba tan bien el acento de los vascos) que él hablaba 4 lenguas, así que ¿cómo se le iba a resistir un acento?. En fin, el chico era bastante vomitivo, así que como pudimos le hicimos el vacío y acabó yéndose del bar. Un tonto menos.

Y nuestra noche pasó entre risas y cocktails. Llegó un punto de la noche que María del Mar estaba cansada, y Gloria, Carmen y yo seguíamos animadas. A lo que ella dijo: «Joder, si supiera cómo volver, me iba a casa». Lógicamente no podíamos para de reír. ¿Os la imagináis volviendo a casa y queriendo preguntar dónde se coge el tranvía?, ¿a que no sabéis qué diría?. Pues claro, «Hello, my name is María del Mar«.

El último día de su visita llegó. Pasamos la tarde en casa de Paula y Bea, las cuales abandonaban el barco al día siguiente y se iban de navideo para su Asturies natal. No dio tiempo a mucho más, unas cervezas en el Metro y para el aeropuerto. Fueron unos días geniales, no me esperaba menos de mis tres chiquitas tarugas, a las cuales echo muuuucho de menos ahora. Lo bueno es que dos de ellas, si todo va según lo previsto, pronto serán vecinas de país, así que las tendré a mano para hacer visitas.

Mientras tanto, por aquí todo sigue como siempre. El semestre está llegando a su fin. Hay gente que ya se ha ido y otros que están a punto. Nos queda una semana aquí, así que habrá que aprovechar al máximo. Eso sí, mientras este catarrazo que me he agarrado me deje! Hasta la próxima :D.

Las tres "prendas" en el Dublín Castle!

Las tres "prendas" en el Dublín Castle!


Como lo prometido es deuda, os dije que os contaría lo acaecido con cierta persona. Ella es la alemana que ocupa la mitad de mi espacio vital, mi casa. Efectivamente, todos conocéis que nuestra relación es un tanto…tormentosa. Pues bien, ahora mismo ya no es ni tormentosa, ahora mismo es: la NO-RELACIÓN. Todo comenzó con aquella locura de la alarma de incendios que luego derivó en un absoluto estado de vigilancia 24 horas (de ella hacia mí). Siguió, como todos sabéis, con su obsesión por la fianza.

Estoy segura de que me odia, de que no me quiere ver ni en pintura. Y eso que yo no soy mala, vosotros lo sabéis. Pero ella me odia y quiere acabar conmigo y con mi Erasmus a toda costa, con un contrato (el de la resi) en la mano como testigo. ¡¡Pero no lo conseguirá!!.

El caso es que, para contaros lo que ha pasado, me tengo que remontar al sábado pasado. Ester, Jesús y yo estábamos felices de habernos reencontrado. Como los dos son fumadores, les dí vía libre para que lo hicieran EN MI HABITACIÓN, no fuéramos a tenerla con Doña Sumé. Tras cenar y hacer botellón, nos entregamos a la noche dublinesa, como ya os conté. Cuando llegamos, lógicamente, veníamos comentando la noche y nos pusimos a andurrear por la casa (tampoco mucho, somos personas de llegar y topar con la almohada). Cuál fue nuestra sorpresa, cuando, en el proceso de meternos entre sábana y sábana, se escucha que la Hitler (qué dura soy,¿no?) del siglo XXI se levanta y empieza a golpear su puerta a modo de aviso. El sonido fue algo así como…

– PUN
– PUN
– ¡PUUUUUUN!

Nos quedamos muertos. Pero bueno, no nos quitó el sueño, a los minutos estábamos roncando. A la mañana siguiente, nos levantamos y con nuestro careto de resacurcia viva, nos fuimos a prepararnos algo rico para comer. Y, aquí, comenzó el show. La «loca los gatos» vino con cara de pocas migas hacia el salón y empezó a hablarme, con ese perfecto inglés que sólo ella tiene, de esta manera:

La loca los gatos: Perdona, ¿podéis hacer menos ruido?
Yo: ¿Cómo?, ¿cuándo?, ¿ahora?
La loca los gatos: Sí, ahora y siempre. Siempre estáis dando portazos – cogiendo la puerta y haciendo lo que la noche de atrás había hecho – ¡¡Y encima estáis fumando!!. Estáis fumando por toda la casa, esto huele fatal, nos van a quitar la….FIANZAA!!!. ¿No te enteras de que no se puede? Que no fumes, que no fumes, que no fumes. Que lo pone en el contrato. Que no hables, que no grites, que no fumes, que no comas, que nos quitan la FIANZAAAA!.
Yo: Vamos a tranquilizarnos. Sí, han fumado, pero en MI HABITACIÓN. es MI ESPACIO y puedo hacer y deshacer lo que quiera. Además, allí no hay alarma de incendios. ¿Qué más te da?. Y si hemos hecho ruido, lo siento, no era nuestra intención.
La loca los gatos: ¡¡¡Que me da igual!!! Que voy a llamar ahora mismo al casero para que te lo explique él, porque a mí no me entiendes. Bla bla bla bla bla…

Mientras ella seguía hablando, Jesús, Ester y yo nos mirábamos como si ese fuera el último día de nuestras vidas. No entendíamos nada y temíamos que a la loca le entrara la vena Dexter, es decir, la vena asesina, y nos empezara a abrir en canal uno por uno. Al final, indiginada, se dió media vuelta y se fue. Y allí nos dejó a los tres. Sin palabras. Sin saber qué decirnos.

Pero bueno, eso sólo duró unos segundos. Evidentemente, luego empezamos a despacharnos a gusto y como sólo en España sabemos: «menuda imbécil«, «será subnormal«, «anda y vete a Alemania, y de camino cómprate un amigo«, «inepta social«, «¿pa qué te vas de Erasmus?«,… En fin, sólo os pongo las más light.

Así que este fue el principio del fin. Lo siguiente fue no despedirse de mí cuando salía por la puerta, no saludarme, mirarnos con cara de asco… De hecho, llegué a temer por la despedida de Ester y Jesús. No porque los fuera a echar de menos (que también), si no porque ¡¡¡me dejaban sola en casa con una loca!!!.

Así que ya os podéis imaginar cómo está el patio. Yo, como soy muy educada, que en mi casa me lo han enseñado desde chiquita, pues digo siempre: Buenos días, buenas tardes y buenas noches. Ella, me contesta porque no tiene más narices. Pero ambas sabemos que todo es pura cordialidad y que, adiosgracias, en Enero a ella se le acaba el Erasmus y para mí empieza un nuevo modo de vida: Seré la Reina de la casa. La/El que llegue en Enero a este apartamento se acogerá a mis mandatos. Muajajá! Ha llegado Mi Imperio.

Fuera de tonterías. Las represalias, como podréis imaginar, han sido cero. Mi casero escribió un e-mail general recordándonos que no se podía fumar en las casas y que, aunque hacía mucho frío (sigue nevando de manera intempestiva), intentáramos salir a la calle a hacerlo. Nada más. Le faltó poner una posdata en la que decía: «Por favor, los que tenéis compañeras alemanas, hacerlo para que no me den el coñazo!».

Y es que, una cosa tengo clara. Que venga quién quiera en Febrero a vivir aquí, pero por dios, que NO sea alemán/a. Y para relajarnos: fotofiestaaaaaaaa!

Ya es navidad en Dublín!

Ya es navidad en Dublín!


Pues sí. Como os dije, el sábado me levanté con más nervios que otra cosa. Cuando miré por la ventana mi alegría esa mañana fue doble: por un lado, quedaban horas para ver a Jesús y Ester y, por otro, ¡¡había nevado!!. Intenté hacer todo lo que tenía que hacer en el mínimo tiempo posible. Como de éste último me sobró, me senté con el ordenador delante a tomarme un café. Cuál fue mi sorpresa cuando, minutos antes de irme a coger el bus hacia el aeropuerto, una amiga que, casualmente, también volaba hacia Dublín el sábado, me dijo que su avión estaba retrasado.

Ahí empezó el estrés: vete a la web de AENA, a la de Ryanair, a la del aeropuerto de Dublín y a la de la Laponia occidental y descubre que…voilà! el vuelo de Jesús y Ester, también está retrasado. Así que ahí me quedé, en mi sofá, compuesta y sin amigos. Finalmente, consiguieron despegar (tras unos cuantos padresnuestros por mi parte) a las 4, así que a las 6, hora irlandesa, estaba con ellos en el aeropuerto. Primero, la alegría inicial del reencuentro después de 3 meses. Besos, besos, besos… y después: coño leche! vámonos a coger el bus de vuelta que sale ya!. Y los tres allí, corriendo como si no hubiera un mañana.

Al final llegamos, y tras una hora larga de ponernos al día, me dieron unos regalitos: ¡¡¡ron, el calendario mítico de adviento, y jamón!!!. Tras corroborar que tengo unos amigos que no me los merezco, nos dispusimos a cenar y a empezar el botellón por nuestra parte. Lo de después, os lo podéis imaginar: más botellón con la gente, coger el tranvía, llegar a Dublín, ir a la discoteca, salir de la discoteca y… oh, God, está nevandoymucho. No sé por qué extraña razón aquel día yo había salido como si del 20 de agosto se tratase, así que debo decir que lo siguiente fue…cagarme de frío. Fuimos hasta el McDonald’s 24 horas a hacer tiempo, porque ningún taxi nos cogía. Debo decir que se vivieron momentos de desesperación. No sentíamos ni los pies ni las manos, no encontrábamos un refugio cálido (en el McDonald’s hacía más frío que en Siberia) y encima, ¡ningún taxista quería llevarnos hasta Tallaght!. Una hora después, y gracias a Ester, conseguimos que un gran taxista nos montara en su coche y nos pusiera a 70º la calefacción. A usted, señor, le debemos nuestra vida.

El domingo nos levantamos con sorpresa. Esta vino de la mano de ese ser que ya es conocido por todos vosotros. Sí, la alemana. Pero he decidido que este post va a ir sólo y exclusivamente dedicado a mis amigos, así que paso de ella (en próximas entregas tendréis el culebrón). Comimos y nos pusimos camino de Dublín. Paradita en Penneys, paseo por Henry Street, visita a The Church y, para terminar el día, pinta de Guinness en Temple Bar.

El lunes decidimos levantarnos pronto para aprovechar todo el día en el centro. Bueno, como sabéis, del dicho al hecho hay un trecho. Al final conseguimos llegar a las 12 a Dublín y empezó el día turístico: el Trinity, St. Patricks Cathedral, Molly Malone,… en fin, miles de cosas y todas ellas nevadísimas, con lo cual la ciudad ganaba en atractivo turístico. Aunque los que perdían eran nuestros dedos de los pies, conforme pasaba el día sentíamos que nos iban quitando uno a uno. Sin duda, el momentazo del día fue cuando íbamos andando hacia la catedral y nos paramos a echarnos una foto. Cuál fue mi sorpresa cuando, al mirar hacia el suelo, observé que había una buena cantidad de monedas en el hielo!. Es decir, estaban congeladas. Ya os podéis imaginar la locura que nos entró. Sólo deciros que Jesús tardó dos segundos en quitarse el cinturón y… manos a la obra. Nos pusimos a escarbar entre el hielo y el resultado fueron casi 4 euros. Toda una riqueza para los tiempos que vivimos. A las pruebas me remito…

Labores de excavación!

Labores de excavación!

A nuestra vuelta a Tallaght, nos juntamos con los erasmus para ver el Barça-Real Madrid. Creo que, sobre esto, no voy a decir nada. Al final, nos quedamos de «sobremesa» (con copas a 3 euros) los 3 + Patrick. A la vuelta, nevaba aún más, así que a hacer las maletas y al patio a hacernos fotos con toooda la nieve. Lo malo de esto es que esa misma noche, la visita de Ester y Jesús se acababa. Sin dormir, a las 4 nos fuimos hacia el bus que les llevaría al aeropuerto. Con mucha pena me despedí de ambos, aunque lo único que me alegraba es que, en muy muy poquito, volveré a estar con ellos.

Gracias chicos, porque han sido tres días increíbles. Creía que no lo haríais, y al final cumplísteis vuestra palabra de venir. Ahora sólo espero que para el segundo semestre la visita se repita. ¡Nos quedan muchas cosas por hacer!. I love yooou 😀

Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí nos tenéis, felices por Dublín…

Los tres en la esfera del Trinity!

Los tres en la esfera del Trinity!

Y otra imagen 😀

Sé que la foto no me hace ningún favor, pero nosotros vivimos la nevada del siglo en Dublín!

Sé que la foto no me hace ningún favor, pero es para demostrar que nosotros vivimos la nevada del siglo en Dublín!


Pues sí. Son las 23.00 del sábado 26 de noviembre de 2010 y…en poco más de 12 horas estaré en el aeropuerto preparada para recibir una graaaan visita. Ester y Jesús pasarán aquí tres diítas. La verdad, me puedo considerar una «erasmus» privilegiada: primero mis padres, luego Vicky (aunque lo de esta señorita no fuera una visita, si no intereses propios :P), ahora Ester y Xuski; y en breves Gloria, Carmen y María del Mar, naturales de Pozoblanco todas ellas.

Así que, yo más feliz que una perdiz. No adelantaré acontecimientos, pero pronostico un fin de semana muy entretenido, muy turístico, muy nocturno y muy amistoso. Ay qué ganas tengo!

En otro orden de cosas, desde que conté lo del Spanish Day no he vuelto a contar mucho más. Lo más reciente que me ha pasado fue la fiesta del miércoles, de la cual todavía me estoy recuperando. Con una pre-party apoteósica en el piso de los franceses, a eso de las 11, unos 50 erasmus cogíamos el LUAS caminito de Temple Bar. Más concretamente de una discoteca de cuyo nombre no quiero acordarme, donde la Student Union de nuestra Universidad había organizado una fiesta de «graffiti». El graffiti ya os lo imaginaréis: camisetas blancas para todos y rotuladores de colores. Tras la pre-party y la hora que era, os podéis imaginar mi camiseta: con unos lamparones de mil demonios y con frases indescifrables (la gente, que no tiene pulso). Y bueno, también os podréis imaginar la cara del personal. Parecía que nuestros primos de 2 años habían estado jugando con los Carioca en nuestra cara.

En fin, que la verdad es que fue muy divertida. Como la vuelta a casa en un taxi con un taxista de los que siempre esperas que te toquen (sí, muy guapo el muchachito). Cuando llegamos a la resi, fuimos a mi piso a coger unos vasos de plástico para volver a irnos al piso de los franceses. Cual fue mi sorpresa que mi alemana, a la que media hora antes había visto en la discoteca, estaba ya durmiendo. Claro, no fui la única que se dio cuenta, todos los demás también, así que ya os podéis imaginar el cachondeito: Annikaaa sal de tu habitación!, Annikaaa, estamos aquiii!. Claro, tras 10 minutos pronunciando su nombre, la chica salió de la habitación con todos los pelos en la cara, cual Niña del Exorcista, queriendo calumniar a todas las madres que nos habían parido a los allí presentes. Yo, en un acto reflejo, conseguí pegar un empujón, echar a todo el mundo fuera, salir yo y cerrar la puerta. Todo eso en aproximadamente 5 segundos. Sí, soy una máquina.

Por supuesto, me guarda rencor. No me ha dicho nada, pero se lo noto. Se pasea por casa con mirada desafiante y le cuesta dirigirme la palabra. Bueno, en verdad siempre le ha costado, pero es que es una chica de pocas palabras. Aunque de muchos pelos. Y es que hoy, que he hecho limpieza general, he recogido más cabellera rubia que en mi vida. Y los que bien me conocéis, sabéis que no hay cosa que más asco me de que los pelos. Bueno sí, que mi casa esté inundada de ellos. Ay Señor, llévame pronto.

En fin, que en esas estamos. La verdad es que queda un suspiro para irnos en navidad, y ya se empieza a notar a la gente con mezcla de sentimientos: por una parte, ganas de ver a familia, amigos, estar en casa… y por otra, pena. Porque han sido, hasta ahora, 3 meses geniales y sabemos que a la vuelta sólo quedarán exámenes y despedidas, ya que hay mucha gente que en Enero abandona el barco. Pero bueno, esto es así, todo lo bueno se acaba, y el Erasmus también.

Aunque señores, a mí todavía me queda hasta Junio. Así que… ¡Que Dios nos pille confesados!

Y hoy, os dejo dos fotitos:

Fiesta!

Vale, no salgo, pero es para que veais de qué iba la fiesta de la que os hablo (qué rabia no salir!)

España

Y esta para que nos veáis en acción el "Spanish Day". Ole y ole!


  • Ninguno
  • Tia Pi: snif, snif, que penita que acabe esto... con lo qye yo he disfrutado. Mil besos, llámame en cuento llegues al pueblo y nos tomamos algo ¿ vale?
  • Tia Pi: ¿ solo 9 días? y ¿ahora que va a ser de mi sin poder disfrutar de este blog que tan buenos ratos me ha hecho pasar y tantas lágrimas de risas me h
  • erasmuseandoqueesgerundio: Jajaja, para nada Jose, créeme!

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